En 1843 fue consagrado arzobispo titular de Damietta y destinado como nuncio a Bruselas. Promulgó la encíclica Rerum Novarum en la que:
-Habla de la crisis europea: El Papa señala los orígenes y características de la crisis social que atravesaba Europa indicando que sus causas se deben al abandono de la fe.
"Disueltos en el pasado siglo los antiguos gremios de artesanos, sin ningún apoyo que viniera a llenar su vacío, desentendiéndose las instituciones públicas y las leyes de la religión de nuestros antepasados, el tiempo fue insensiblemente entregando a los obreros, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores."
-Defensa de la propiedad: en la que el Papa dice que cada persona tiene el derecho no solo de usar bienes sino de, además poseerlos.
"Por ser el hombre el único animal dotado de inteligencia, hay que concederle necesariamente la facultad, no sólo de usar las cosas presentes, como los demás animales, sino de poseerlas también con derecho estable y perpetuo"
-Justicia social: la encíclica también condenó al capitalismo como causa de la pobreza y degradación de muchos trabajadores, retomando el concepto de John Locke de que la apropiación excesiva era injusta. Además recordó que no se puede utilizar a las personas obreras como si fuesen esclavos, ya que son personas con los mismos derechos que todo el mundo.
-Sindicalismo: elemento indispensable para el fomento de las mejoras en las condiciones de los obreros la constitución y fomento de asociaciones obreras católicas (junto a las ya existentes por aquella fecha). Esta encíclica constituye, pues, un importante estímulo para el incipiente catolicismo social.
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